Comienzos inciertos "Libre"

A veces creo que podría volverme loco si viajara siempre sin compañía alguna, pero otras tanta pienso que sería imposible con mis fieles amigos. Andaba a paso lento junto mi gato de cuatro ojos Sirus; me preguntaba si en este lugar habría un buen equilibrio silvestre, pues esto seguro supondría tener varios factores naturales para conseguir ingredientes para nuevas pociones. Sumergido en mis pensamientos, mientras estábamos en ese largo camino que daba hacia Limbus. Por fin pude ver aquella gran puerta del Eden donde una chica llamada Koto, lo custodiaba. no podía creérmelo al principio y me parecía bastante peculiar, pero solo aquello, no daba más que un simple mosquejo de hacerme pensar en los cuentos de mis antepasados sobre los grandes conflictos que se hicieron en este mundo en antaño. Siendo aceptado por la muchacha, para por fin entrar por el portal, con su ayuda a la vez que andaba con mis invocaciones.
—¿En qué piensas, pequeño?— Mencionaba Sirus de forma juguetona. Saltando luego de forma sorpresiva a mi pecho, tomándolo por instinto —,Te noto perturbado— Sin quitar aquella sonrisa felina suya.
—Nada serio, creo. O eso pretendo suponer, solo siento que quizás las raíces de nuestras existencia está plagada de demasiado problemas— Haciendo referencia a la historia del mundo, mientras le cargaba sin cuidado.
Por fin terminamos en la gran Limbus, vaya que era un lugar muy diferente a Inferus, me daba esa sensación de acobijo, era raro por así decirlo. Miraba con atención el lugar, había bastante árboles frondosos a mi alrededor y se sentía una brisa fuerte, no sabía exactamente donde se encontraba la ciudad, pero pensaba explorar suficiente para ver que encontraba. Al fin de cuenta, mi prioridad real era buscar ingredientes y examinar este lugar, entre mas pudiera estar en el exterior y fuera de la comunidad que contenía Limbus, mas podría saber qué tipo de cosas podría de serme útiles.

Dure una hora caminando con Sirus en mis brazos, por aquel basto lugar. Me dio el cansancio inevitable y decidí a recostarme en uno de los arboles que hacia su buena sombra. Pensaba quedarme dormido y disfrutar de aquella calma que otorgaba el lugar, pero de repente se abría un pequeño portal y salía mi primera invocación y la más peculiar, Tarvarius. Mí jodido pollo mágico que hablaba, el cual apenas aparecía se acostaba en mi cabeza como si fuese un nido o algo.
—Ooo, ¡Por fin un sitio especial para mi grandeza, ya sabía yo que no podían contenerme en aquella pocilga de Inferus por demasiado tiempo— Alardeaba Tarvarius.
—Si por Grandeza te refieres a una estupidez de nacimiento y por especial, el que a veces empollas huevos a pesar de ser macho, vaya que si no puede contenerte, mi amigo— Reía sarcásticamente Sirus.
Mi pollo y mi gato eran como el agua y el aceite, chocaban con facilidad su carácter y terminaban siempre molestándose entre ellos. Lanzándose Tarvarius sobre Sirus, para picotearle. Mientras Sirus jugueteaba con el, con algunos rasguñasos «Bueno, por lo menos me mantienen distraído. Qué raro que aun no eh visto otro ser humanoide; bueno ya habrá tiempo para eso luego» Dejaba que mis pensamientos me embarcaran, a su vez que acariciaba a mis invocaciones, para calmarles.

Un poco motivado por el hecho que compartíamos un interés en común sobre nuestras profesiones y quizás más que toda necesidad básica sobre avances de cada uno. Debido que aunque yo veía muchos materiales y formas, algo habituales y quizás simple; Sabia muy bien que quizás para el fuera algo mas superior como a su vez, yo vería las cosas suyas igual  de interesante. Todo era cuestión de dar y recibir por así decirlo, el problema es que los dos estábamos aquí de paso por lo que asimilaba. Aunque me emocionaba la idea de ir a comer y probar algo nuevo, no parecía muy entusiasmado de dejar el lugar por cómo se refería. No era el mejor para interpretar a las personas y sus palabras, pero sentía que debía confiar en mi instinto. Aun asi me tomo por sorpresa cuando Momo se subió a mi cabeza, me dio un poco de cosquillas cuando tomo de mis cuernos. Lleve mis manos hacia adelante y buscaba poner una expresión un poco tonta.
—Os devorare sus almas, luego hare ricos postres con sus cuerpos— Haciendo simulación de que era una especie de ser demoniaco, al cual Momo controlaba.
Aun asi, se veía a lo lejos a Tarvarius celoso, pues el solía usar mi cabeza como nido y ver Momo ahí, era como si estuviera viendo una usurpación de su supuesto “Trono”. Creo haber escuchado un “Que traición tan imperdonable”, cual mujer dramática, se iba en uno de los portales como si hiciera interpretación de un divorcio doloroso.

Suspire de manera cansada ante esto, realmente me daba fatiga. Aun asi contaba con Sirus, no recordaba la última vez que se fue. Este pequeño felino siempre estaba conmigo sin importar que, era una buena compañía y era como de cierta forma, el símbolo de los cambios para mí; pues desde su llegada fue que pude alejarme de mi familia original. Sirus dio un gran salto sorpresivo hacia mí, como si supiera que estaba ya sumergiéndome en las dudas. Lo agarre por instinto y lo sostuve entre mis manos con cariño, mientras Momo seguía en mi cabeza «Seguro luego de conseguir algo de buena comida, se anima Tarvarius y pueda organizarme. No creo que haya apuros, además aun tengo que examinar lo que puedo del lugar» Daba por hecho la situación.

Me acerque al muchacho con una cierta expresión juguetona. Sostenía a Sirus con una mano, para que la otra pudiera revisar en mis bolsillos y sacar unos recipientes con una planta seca con tono violeta un poco peculiar.
—Comprendo un poco tu situación, o eso creo. Asi que no hay apuros para irnos ahorita, te acompaño si lo deseas en tu investigación— Hacia una pequeña pausa, para buscar pasarle aquel frasco con la planta —, Esta es un Lisotum, especialmente venenosa por si sola. Pero si la mueles con otra planta puede cambiar su componente con facilidad a miles de posibilidades. Hasta pociones para lograr devolverle la vista a un ciego, o arreglar tejido dañado. El problema es que muchos componentes de Inferus son dañinos o ciertamente inestables, fuera de su ambiente. Quiero ver que tipo de plantas raras puedo encontrar aquí y saber que puedo crear— Añadía.
Dejaba aquel frasco con la planta en su mano, como muestra de cooperación. La alquimia trataba íntimamente con los cuerpos orgánicos (Naturales), en su rama básica, por lo que esto era como un pequeño tesoro aun para el, que era de la rama científica; podría sacar bastante análisis que yo no podría de algo así. No sabía si me permitiría explorar con el, aunque no tenia precisamente “Un permiso para hacerlo”, en ningún lugar prohibían el hacer de ayudante “Claro, si es que el tenia”, aunque no iba a preguntar algo así.
—Pareces una persona que no deja que conozcan mucho de lo que en verdad eres, aun así no te preocupes. Dudo que mi Amo, sea un problema. Creo que eres un buen ejemplar— Mencionaba Sirus con refinado tono, pero con una pizca de malicia.